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El peregrino de arena

Texto curatorial para exposición indivual, por Oscar Santillán

2013


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Luego del fin no proclamado del colectivo Lalimpia (2002-2009), del cual Ricardo Coello Gilbert fue uno de sus motores fundamentales, su práctica artística individual se ha constituido en un encuentro complejo de reflexiones y sensibilidades. De hecho los referentes del artista provienen con mayor prominencia de la literatura y las ciencias antes que de las artes visuales propiamente.

 

Haciendo uso de todas las licencias poéticas necesarias, su trabajo podría entenderse como una traducción –mas no una ilustración– de los temas recurrentes del escritor argentino Jorge Luís Borges, el laberinto, lo infinito,  escenarios paralelos, la memoria y el olvido. De allí que en esta muestra el espectador se encuentre precisamente con laberintos, dibujos que se prolongan más allá de sus límites, una figura de alguna civilización hipotética mirándose al espejo, o un libro que ha sido “forzado” a contar una historia para la cual no fue escrito.

 

También empiezan a aparecer intereses por releer la narrativa cristiana. Así, Ricardo crea un anagrama ingenioso a partir de un versículo bíblico, proponiéndonos el texto religioso como campo de invención crítica. Las lecturas de pensadores contemporáneos, los “nuevos ateos”, tales como Richard Dawkins y Lawrence Krauss son sin duda motivaciones importantes del artista para introducir este nuevo filo crítico en su trabajo. Entonces, Ricardo apela al misterio como aquello presente en la realidad pero situado más allá del conocimiento presente. Lo que encontramos en su aproximación no es el misterio en su acepción sobrenatural u oscura, sino una invitación a especular sobre lo posible dentro del territorio de lo posible, y este reto es sin duda uno muy complejo y bienvenido.

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