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El fuerte de los susurros

Texto que acompañaba a la obra

2013


«En su fábula, los hombres inmortales habían logrado edificar su fortaleza un número desalentador de veces. Testarudos y soberbios, porque la suya no era tarea de un exceso de voluntad, sabían que volverían a erigirlo, de a poco, a la vez que gradualmente lo seguían extendiendo. La experiencia les había enseñado a no esperar a que todo el fuerte colapsara para repetirlo; en su lugar paseaban en soledad por sus eternos corredores restaurando paredes y salas que encontraban a su paso derruidas. Para las reconstrucciones invocaban únicamente a su memoria, por lo que las recámaras y galerías eran inevitablemente de naturaleza cambiante. La obra era tan vasta y creciente que nunca se topaban unos a otros, pero enfrentados al hallazgo de un pasaje nuevo, un giro distinto aquí o allá, unas escaleras más profundas o un corredor donde antes no lo había, intuían la presencia de alguien más. Y así, el laberinto crecía, variante y eterno mientras lo acariciaban los inmortales.»

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